Ministerio Del Cuerpo De Cristo

Sin Desviación

 

SIN  DESVIACION

 

Por Sam Fife

 

 

 

Génesis 12:

1.       Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu paren­tela. y de la casa de tu padre a la tierra que yo te mostrare.

2.       Y haré de ti una nación  grande, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.

3.       Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré, y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

4.       Y se fue Abram, como Jehová le dijo y  Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán.

5.       Tomó, pues Abram a Saraí su mujer, y a Lot hijo de su hermana, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que había adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron.

6.       Y paso Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More, y el cananeo estaba entonces en la tierra.

7.       Y apareció Jehová a Abram y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificio allí un altar a Jehová. quien le había aparecido.

8.       Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el, al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.

9.       Y Abram partió  de allí, caminando y yendo hacía el Neguev.

10.    Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allí; porque era grande  el  hambre  en la  tierra.

11.    Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Saraí su mujer. He aquí ahora conozco que eres mujer de hermoso aspecto;

12.    Y cuando te vean los egipcios, dirán: Su mujer es; y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.

13.    Ahora, pues di que eres mi hermana, para que me vaya bien por causa tuya, y viva mi alma por causa de ti.

14.    Y aconteció que cuando  entro Abram en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera.

15.    También la vieron los príncipes de Faraón, y la alabaron delante de el; y fue llevada la mujer a casa de Faraón.

16.  El  hizo bien a Abram por causa de ella; y él tuvo ovejas, vacas, asnos, siervos, criadas, asnas  y camellos.          

17.    Más Jehová hirió a Faraón y  a su casa con grandes plagas, por cau­sa de Sarai, mujer de Abram.

18.    Entonces Faraón llamó a Abram, y le dijo: ¿Qué es esto que has hecho conmigo? ¿Por qué no me declaraste que era tu mujer?

19.    ¿Por que dijiste: Es mi hermana, poniéndome en ocasión de tomarla  para mí por mujer? Ahora, pues, he aquí tu mujer; tómala, y vete.

20.    Entonces Faraón dio orden a su gente acerca de Abram; y le acompañaron, y a su mujer,      con todo lo    que    tenía.

 

Génesis 13:

1.       Subió, pues, Abram de Egipto hacia el Neguev, él y su mujer, con todo lo que tenía, y con él Lot.

Génesis 20:

 

1. De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre

Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar.

2. Y dijo Abram de Sara su mujer: es mi hermana. Y Abimelec  rey  de Gerar

    envió y tomó a Sara.

3. Pero Dios vino a  Abimelec en sueños de noche, y le  dijo: He aquí muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casa­da con marido.

4. Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor ¿Matarás también al inocente?

5. ¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi herma­no? Con sencillez de mi corazón y con la limpieza de mis manos he hecho esto.

6. Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.

7. Ahora pues, devuelve la  mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti y  vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

8. Entonces Abimelec  se levantó de mañana y llamó a todos sus sier­vos y dijo todas estas palabras en los oídos de ellos; y temieron los hombres en gran manera.

9. Después llamo Abimelec a Abraham, y le dijo: ¿Qué nos has hecho? ¿En qué pequé yo contra ti, que has atraído sobe mi reino tan grande pecado? Lo que no debiste hacer has hecho conmigo.

10. Dijo también Abimelec a Abraham: ¿Qué pensabas, para que hicie­ses esto?

11. Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Ciertamente no hay  temor de Dios en este lugar, y me matarán por causa de mi mujer.

12. Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, más no hija  de mi madre, y la tomé por mujer.

13. Y cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú harás conmigo, que en todos los lugares adonde lleguemos, digas de mí: Mi hermano es.

14. Entonces Abimelec tomó ovejas y vacas, y siervos y siervas, y se los dio a Abraham, y le devolvió a Sara su mujer.

15. Y dijo Abimelec: he  aquí mí tierra está delante de ti, habita donde bien te parezca.

16. Y a Sara dijo: he aquí he dado mil monedas de plata a tu hermano, mira que él es como un velo para los ojos de todos los que están contigo y para con todos; así fue vindicada.

17. Entonces Abraham oró a Dios: y Dios sane a Abimelec   y a su mujer y a su mujer   a sus   siervas, y   tuvieron  hijos.

18. Porque Jehová había cerrado completamente  toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham.

 

GÉNESIS Capítulo 21:

 

1. Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado.

2. Y Sara concibió   dio  Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho.

 

En nuestras  dos publicaciones  anteriores, el Señor nos  ha  estado guiando a manifestar la  gloriosa  verdad de  que,  es  el  cumplimiento  del misterio ordenado por  Dios  de un  varón con  una  doncella en lo natural, que la vida en lo natural es creada.

 

Por lo tanto hemos hecho notar también de que cuando Pablo, en Efesios, capítulo cinco, discurre sobre el gran misterio de un varón ion una doncella,  su relación ordenada por Dios el uno  con el otro, y luego al final de esta gran discusión  y al final del capítulo, el dice que está hablando del gran misterio concerniente a Cristo y su Iglesia, Él revela que es en el cumplimiento espiritual del gran misterio de un varón con una doncella, por medio de Cristo en su ministerio de espo­so y la iglesia, la esposa -congregación, que la vida incorruptible va a ser creada. Y por este medio el hijo varón, por medio del cual Cristo reinará durante el milenio, nacerá y se desarrollará y será manifestado.

 

Con esto queremos decir que es en el caminar del misterio de un varón con una doncella en lo natural, desde el momento en que primeramente se encuentran, hasta el momento de entrar en una relación estable el uno con el otro, hasta el momento del compromiso, hasta el mo­mento de la ceremonia nupcial, hasta el momento de entrar en el aposento nupcial y luego entrar en la unión ordenada por Dios en el tálamo nupcial la unión en la cual la sumisión es  reservada  de la esposa a su esposo, a medida que él le hace sombra en el tálamo nupcial, de todo su ser, literalmente hace salir de sus lomos naturales aquella simiente de vida, que cuando es plantada en su matriz, crea una nueva vida, y así un hijo varón es creado.

 

Toda la Biblia revela que este es un tipo que ha sido puesto delante de ­nosotros para proclamar que cuando Dios finalmente encuentre un ministerio de esposo de muchos miembros, y una esposa - congregación de muchos miembros, quienes se mantendrán juntos  lo suficiente como para poder caminar este misterio en el espíritu, cada paso del camino, y por medio de hacer esto, una vida de hijo varón incorruptible e inmortal será creada.

 

Esto significa el caminarlo juntos desde el momento en que primera­mente se encuentran y son atraídos el uno al otro por lo que ven en el espíritu  el uno en el otro; hasta el momento en que están juntos de una manera estable - esto es cuando la esposa-congregación ya no corre tras cualquier predicador ambulante que se cruza en su camino y ella se asienta de  una  forma estable para encontrarse varias veces a la se­mana con un esposo-ministerio el cual Dios ha levantado en su medio hasta el momento del compromiso, que es el tiempo en el cual ambos, tanto el ministerio  como la esposa-congregación, saca a toda otra mujer y a todo otro hombre fuera de su vida y decide que esta es la esposa, y que este es el esposo con el cual quieren caminar este mis­terio juntos hasta el final; hasta el momento de la ceremonia nupcial que es cuando el esposo-ministerio y la esposa-congregación dicen en sus corazones: Tomo a este hombre para ser mi esposo, y tomo a esta mujer para ser mi esposa, ante Dios, hasta que la muerte nos separe; (la muerte de nuestra carne y el nacimiento del hijo varón en nosotros) - hasta el momento de entrar en la recámara nupcial, siendo levantados en esa unión espiritual en el tálamo nupcial, por la cual la sumisión amorosa y sin reservas de todo su ser de la esposa  hacia su esposo-ministerio, a medida que él le hace sombra en la unión espiritual del tálamo nupcial - la unión en la cual la sumisión de la esposa literalmente saca  de los  lomos de su esposo -ministerio, aquella simiente de vida, la simiente incorruptible, la Palabra de Dios: las revelaciones finales por medio de las cuales la muerte misma será vencida, y un hijo varón incorruptible e inmortal será manifestado.

Cuando uno tiene sus ojos espirituales abiertos encuentra que toda la Biblia tiene solamente una revelación  en ella, y esa es el misterio de un varón con una doncella y el hijo varón que nace de su unión. Co­mienza en Génesis con Adán y Eva, y de su unión viene Abel, la simiente santa por medio de la cual Dios cobró, para manifestar la vida en esta tierra. Así vemos el misterio del varón con la doncella y el hijo varón que nace de su unión.

 

Luego después que Caín mató a Abel, la Biblia dice que la mujer conoció a su marido otra vez y trajo a luz otra simiente, Set, cuyo nombre significa nombrado, y entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre, o la naturaleza espiritual del Señor una vez más.

 

Aquí vemos de nuevo el misterio de Dios siendo cumplido en el mis­terio del varón con la doncella. La mujer y su esposo, y Set, el hijo  varón que nació de esa unión.

 

Luego continuando, encontramos a Abraham y a Sara, y Dios dijo: He aquí. Sara tendrá un hijo, y una vez más vemos el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón. Luego a Isaac y a Rebeca, y de ellos salió Jacob, el elegido de Dios, y un varón con una doncella y un hijo varón. Luego Jacob y Raquel, y de ellos salieron doce hijos, una simiente de muchos miembros, un hijo varón de muchos miem­bros, y otra vez vemos el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón, el misterio de la vida.

 

Luego al seguir en la Biblia, encontramos a Rut y a Booz,  de  su  unión vino Obed, el padre de Isai, quien fue padre de David, quien fue el padre espiritual de Jesús, y una vez más vemos el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón. Luego encontramos a Dios diciendo en muchos lugares a Israel: "Estoy desposado con vosotros" refiriéndose a Israel como su esposa, y de su unión, vino Jesús el hijo de Dios, y otra vez vemos el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón.

 

Luego al continuar en la Palabra de Dios nos encontramos con el her­moso misterio de Salomón el rey amado y la doncella Sulamita, y al final de ese libro encontramos a uno que nace de su unión quien era  algo así como la compañía de dos ejércitos, y otra vez vemos el ministerio del varón con la doncella, y el hijo varón que nació como resul­tado  de su unión.

 

Entonces llegamos al gran misterio cuando descubrimos que la Biblia enseña en todas partes que Jesús murió para comprar y purificar con Su propia sangre a una desposada virgen, la iglesia, y cuando seguimos la Escritura hasta el final, en Apocalipsis 12, vemos a una mujer, la iglesia, vestida con el sol - vestida con Jesús el desposado celestial, manifestando un hijo varón, que es arrebatado al trono para gobernar las naciones y una vez más vemos el glorioso misterio de un varón con una doncella, y un hijo varón.

 

Aquellos quienes negarían que la relación de la iglesia-congregación y el ministerio hoy en día, es aquella relación que existe entre el esposo y la esposa en el Espíritu, que estos recuerden que la desposada de Cristo no está únicamente morando en los cielos, sino que en el día de Pentecostés El volvió y llenó a su esposo-ministerio con su propio ser. Y su lugar de habitación es aquí en el Cuerpo hoy en día, donde por medio del esposo-ministerio Él está plantando en la matriz espiri­tual de la mujer, la iglesia, aquella semilla incorruptible, la Palabra de Dios, que hará nacer al hijo varón que hallamos en Apocalipsis 12.

 

Por esta razón el Apóstol Pablo en Efesios, capítulo 5, una vez más revela el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón, y él utili­za un capítulo entero de la escritura para analizar la relación que Dios ha ordenado entre un varón y una doncella, la desposada y el des­posado. Entonces cuando él llega al final dice claramente que no está meramente discurriendo acerca de la relación entre un hombre natural y su esposa, sino que está hablando del gran misterio concerniente a Cristo y Su iglesia. Así vemos que a través de toda la Biblia tenemos solamente una revelación - el misterio del varón con la doncella, y el hijo varón que nace como resultado de su unión. Todo esto nos lleva a esta última hora cuando Dios está cogiendo el misterio del libro, haciéndolo luz en Su esposo-ministerio, y esposa-congregación a través de toda la tierra hoy en día,  de esta forma escribiendo el hermoso relato del misterio del varón con la doncella, y Salomón con la Sulamita, de Abraham con Sara, de Isaac con Rebeca, de Jacob con Raquel, ese misterio que encontrara su cumplimiento final en noso­tros.

 

Cuando uno sigue este, misterio desde su comienzo y retrocede más allá de Abraham y  Sara, hasta Adán y Eva, y aún hasta llegar a Dios mismo, descubre que el misterio de toda vida es el misterio del varón con la doncella, pues fue por razón de que toda vida es creada por el cumplimiento  de  este misterio que Dios manifestó la creación humana en primer  lugar. Pues la Biblia nos dice que en el comienzo estaba solamente Dios. Pero por razón de que Dios tiene una naturaleza de Padre, El tenía  que traer a luz un hijo.

 

La revelación más alza que tenemos de la naturaleza de Dios es cuando Jesús vino  al mundo por  primera  vez   llamó a Dios, Padre. Hasta ese momento nadie jamás había tenido una plena revelación de Dios como un padre. Durante el tiempo del Antiguo Testamento Él se había revelado progresivamente a los hijos de Israel por medio de los 7 nombres que revelaban los diferentes atributos de Su naturaleza. Pero cuando vino Jesús al mundo proclamando a Dios como su Padre y a Sí mismo como hijo, El trajo la revelación más plena de la natu­raleza de Dios, que es la naturaleza del Padre. Cuando uno tiene una naturaleza de Padre, es necesario que pueda engendrar un hijo para así satisfacer su naturaleza, de otra manera el clamor de su naturaleza estaría para siempre insatisfecho. Así pues, en el comienzo o aún antes del comienzo, cuando sólo estaba Dios, había un deseo en su natura­leza de Padre de traer a luz un hijo, un hijo de muchos miembros; pero el problema era que no tenía una esposa. Esto tal vez supondría un problema para nosotros, pero no fue problema para Dios porque Él tenía  a su esposa, en su propio ser, puesto que había tanto varón como hembra dentro de su ser.

 

Hay un tipo precioso en Génesis que revela esta verdad, donde la Biblia nos dice que cuando Dios creo a Adán y a Eva. El no creó dos entes separados, un hombre y una mujer, por medio de dos actos de creación por separado, sino que El simplemente creó un hombre en Su propia imagen quien tenía tanto varón como hembra dentro de sí mismo. Luego tomó la parte femenina del hombre de su propio costado y la puso a su lado y la llamó mujer, pero ella no es mujer, simplemente es la  parte hembra o femenina del hombre. Luego trajo la mujer al hombre y dijo: "Por esta causa dejará el hombre a su madre y a su padre, y se unirá a su esposa y los dos serán una sola carne."

 

Por lo tanto al crear a Adán en Su propia imagen con tanto el varón como la hembra dentro de sí mismo, esto nos revela que Dios en el principio tenía tanto varón como hembra dentro de Sí mismo. Así pues el no tener una esposa no representaba un problema para El, pues cuando El manifestó la creación humana, lo que él  hizo fue tomar a su esposa de su propio costado, de igual forma en que tomó a la Esposa de Adán de su costado, y la puso aquí en esta tierra, y ahora, por medio de Jesús Él está en  el proceso de entrar en una relación marital con esa esposa que en el último tiempo manifestará un hijo varón de muchos miembros, un hijo varón manifestando Su natura­leza en toda su plenitud.

Por razón de que Dios hace todas las cosas de a tres, El hizo esto la segunda vez cuando creó a Adán con tanto varón como hembra den­tro de sí mismo, y tomó la esposa de Adán de su propio costado y la puso a su lado, y luego la trajo al hombre, para que en el hijo varón que naciese de su unión, ambos fuesen una sola carne. Eso fue la segunda vez, pero por razón  de que Dios hace todas las cosas de a tres, El hizo esto aún por tercera vez. Pues hace dos mil años vino Jesús al mundo, y el propósito por el cual vino fue para manifestar en los últimos días un hijo de muchos miembros según su imagen. Pero una vez más el problema era que no tenía una esposa y no podía tomar una esposa de ninguna de las hijas del mundo, puesto que El perte­necía a una creación diferente de la de las hijas de este mundo. Pues ellas eran de una creación caída y Él era de una creación que no había caído. Tenemos un tipo hermoso que revela esta gloriosa verdad en el libro de Génesis donde, en sentido figurado, después de que Isaac fue sacrificado, Abraham envió a su siervo Eliezer diciéndole que tra­jese una desposada para Isaac, su hijo. Esto por supuesto es un tipo de que después de que Jesús, el hijo de Dios Padre fue sacrificado, el Espíritu Santo, el siervo de la Deidad, del cual Eliezer era un tipo, salió al mundo para llamar y atraer una desposada de muchos miembros para Jesús, el Hijo de Dios.

Pero cuando Eliezer salió y Abraham le hizo poner su mano bajo su muslo y jurar de que no traería una desposada para Isaac de entre las hijas de Canaán, la tierra en donde estaba Abraham, sino que volve­ría a la tierra de Abraham y de su propia parentela y traería una des­posada para su hijo de allí, esto es un tipo para proclamar que cuando Jesucristo el hijo de Dios vino a este mundo, El no podía tomar una esposa de entre las hijas de la tierra en la cual moraba, sino que debía tomar una desposada de su creación, de su tierra, pero no había ningu­na en esta tierra.

 

Una vez más se presentaba un problema aparente, pero una vez más Dios lo solucionó al tomar la desposada del hombre de su propio costado, porque cuando Jesús pendía de la cruz, y una lanza romana traspasó su costado, sangre y agua se derramaron sobre la tierra, con esto Dios estaba tomando a la esposa de Jesús de su propio costado. Pues la Biblia dice que la vida está en la sangre. Y el agua es un tipo del espíritu de vida de Jesús. Por lo tanto esto significa que él estaba derramando su vida y su espíritu sobre aquellos que le aceptaban, y se convertían en su esposa aquí en la tierra, para que ella pudiese tener su vida y su espíritu morando en ella. Por lo tanto el podría tener una desposada de su creación, por medio de la cual con una esposo – ministerio desposada de su creación, por medio de la cual con un esposo – ministerio, el podría implantar en su matriz aquella simiente incorruptible que daría a luz al hijo varón de Apocalipsis 12 en los últimos días.

 

Así vemos que el misterio de la vida, ya sea natural o sobre natural, es el   ministerio  del varón con la doncella. Únicamente en el cumplimiento de este misterio desde su comienzo hasta su final puede la vida ser ma­nifestada, y así vemos que cualquier desviación de este misterio pro­duce únicamente la muerte y no la vida, tanto en lo natural como en lo espiritual. Particularmente esa desviación que se llama divorcio. Por­que fue por la desviación del misterio del varón con la doncella, la cual se llama divorcio, que la muerte penetro  en el mundo en un comienzo. Pues Adán y Eva fueron manifestados en el comienzo como la crea­ción de la cual Dios, el esposo eterno, por medio de Su relación marital con la creación manifestaría al final un hijo de muchos miem­bros según Su propia imagen. Pero cuando Lucifer, el amante falso, apareció y comenzó a cortejar a la mujer por medio-de Eva, y ella se le  devolvió de  su verdadero esposo Dios, prostituyéndose tras Lucifer el amante falso, entonces la creación humana se divorció de su unión marital con Dios, y la muerte y  la caída entraron en escena.

 

 

La mayoría de las personas son tan carnales en su concepción del  tér­mino divorcio, que creen que simplemente quiere decir comparecer ante las cortes y tener un juez carnal de este mundo y de este sistema decretar que están libres para poder dejar a su esposo o esposa, y que ahora pueden casarse con otro. Pero este no es el verdadero signi­ficado de la palabra divorcio. Es únicamente una manifestación carnal de lo que significa en sí. División permanente es divorcio. Cuando una  cantidad: acepta su separación de otra como permanente en su corazón, de manera que está dividida de una forma permanente de la otra enti­dad, entonces sucede el divorcio. Esa es la definición de Dios para esta palabra - división permanente. Cuando Lucifer trajo una división permanente entre la primera creación, que estaba en Adán y Eva, y Dios, él causó que Adán y Eva se divorciasen de Dios, es por eso que Dios tuvo que enviar a Jesús y comprar una esposa de la nueva creación, por medio de la cual el manifestará un hijo varón en estos últi­mos  días.

 

Así pues, lo que trajo la muerte a la existencia humana en el principio fue esa desviación del misterio del varón con la doncella llamada divor­cio. Primeramente el diablo divorció a Adán y a Eva de Dios, luego el divorció a Caín de Abel, y luego divorció a las naciones las unas de las otras. Luego entre las naciones divorció a las denominaciones las unas de las otras, y dentro de las denominaciones divorció al pastor de la iglesia, y a la iglesia del pastor, el pueblo del ministerio y el ministerio del pueblo. El divorcia a los hijos de tos padres, divorciándoles perma­nentemente. Divorcio, divorcio, divorcio, es aquella desviación que ha traído la muerte a la creación.

 

Esta es la razón por la cual la Biblia dice que Dios odia la separación en lo natural, o sea el divorcio en lo natural. También es un tipo para proclamar que Dios odia la separación en el espíritu.  Pues el divorcio natural entre un hombre y su esposa o entre una esposa y su esposo es únicamente la manifestación física del hecho de que se han divorciado el uno del otro en el espíritu. Y el divorcio desde el punto de vista de  Dios no es únicamente la manifestación física y carnal de una mujer quien deja a su marido presentándose a las cortes y obteniendo un papel que lo legalice, sino que la definición de Dios para el término divorcio, es una definición espiritual.

 

Si un hombre y una mujer están separados el año del otro en el espíritu, y aún físicamente por un tiempo corto, si ninguno de los dos acepta esa separación como algo permanente en su propio corazón, y continúan orando para que Dios los traiga otra vez a estar juntos, entonces no puede ser divorcio; es únicamente una separación tem­poral. Pero cuando uno o ambos aceptan aquella división en sus propios espíritus como una cosa permanente, entonces se han divorciado de su propio compañero o compañera. Aún si permaneciesen viviendo bajo el mismo techo durante el resto de sus vidas, y a los ojos de Dios aun quiere decir que se han divorciado el uno del otro. Yo conozco a mu­chas parejas que se han divorciado el uno del otro en sus espíritus de una forma permanente, aún siguen viviendo bajo el mismo techo y en la misma casa junta. Y muchos hacen esto hasta su muerte, pero han aceptado su división como un hecho permanente y han dejado hace tiempo, el primer amor que tenían cuando jóvenes el uno para el otro estando recién casados.

 

Esta es una abominación ante los ojos de Dios, como lo es todo divor­cio. Porque la cosa que Dios odia sobre todas las cosas es esta desvia­ción del misterio del varón con la doncella, la cual se llama divorcio, pues ha sido este lo que ha traído la muerte sobre toda la creación y  es esta cosa que tiene que ser echada fuera para que la vida pueda manifestarse. Pues lo opuesto al divorcio es la unión o el matrimonio, y esto es lo que Dios está tratando de manifestar en la tierra, aquella unión perfecta entre la creación y El mismo, por medio de Jesucristo. Siempre y cuando el principio del divorcio sea permisible, ya sea en lo natural o en el espíritu, la muerte siempre prevalecerá en la tierra. Es únicamente cuando el principio del divorcio sea suprimido por completo que la vida eterna será manifestada. Por lo tanto el divorcio no ha sido ni nunca será parte del propósito de Dios para ninguna criatura de Su creación.

 

Jesús nos dice que en el tiempo de Moisés y los hijos de Israel, por razón de la dureza del corazón de los hombres, Dios lo permitió, pero era únicamente porque Dios estaba aceptando algo inferior a Su perfecta voluntad, por el gran amor que Él tenía hacia la humanidad, hasta que pudiese traernos a nosotros a esta era del Nuevo Testamento y revelarnos Su gran odio hacia esta abominación llamada divorcio. La razón por la cual Él lo odia tanto en lo natural es para proclamar que lo odia de la misma manera en el espíritu. Y particularmente odia a aquella abominación que ha estado sucediendo en el sistema babilóni­co de la iglesia durante los últimos 1 .800 años, en la cual la mujer congregación ha apartado de sí a su esposo-ministerio cada dos o tres años, por razón de que no puede morir al yo lo suficiente y encontrar aquella unidad en su sumisión a su esposo. Traen a un nuevo pastor con la idea falsa de que este les traerá vida. No solamente eso, sino que en los sistemas denominacionales  babilónicos de los cuales todos hemos salido, el esposo-ministerio siempre está mirando a otras mujeres que tal vez tienen un edificio adonde celebrar sus cultos, más grande y pueden pagarles un sueldo mayor, y le darán más prestigio. Por lo tanto cada dos o tres años él se aparta de su mujer y se mueve hacia otra mujer, y todo esto. Ha sido una malvada abominación en los ojos de Dios durante siglos. En el seminario bautista en el cual me gradué, fuimos engañados a pensar que era cosa normal el esperar cambiar de iglesia cada dos o tres años, porque para ese tiempo la iglesia se aburre del mismo pastor y el pastor necesita otra congregación.

 

Esto ha sido un adulterio espiritual ante los ojos de Dios durante siglos. Por lo tanto en este mover de los últimos días, donde estamos siendo llamados a morir al yo, para que Dios pueda borrar las diferen­cias con nuestros hermanos y traernos a la unidad, no hay razón válida por la cual podamos divorciamos de nuestros hermanos o compañe­ros, o compañeras, y nuestras esposas, y esposos, ya sea en lo natural o en lo espiritual. Excepto, como dijo Jesús, que sea por causa de forni­cación.

 

Cuando Dios trae a un esposo-ministerio y a una esposa-congregación junta, Él los ha unido en el espíritu para que caminen el misterio del  varón con la doncella hasta el final. La única razón válida por la cual aquel ministerio pueda dejar aquella iglesia es porque el espíritu lo haya llamado fuera por un tiempo para ministrar al resto de la esposa a través de la tierra, y la iglesia le impone las manos y lo envía con su bendición. Y aunque él no esté presente, aquella iglesia aún sigue siendo su esposa y  el ministerio aún sigue siendo su esposo. Solamente están separados el uno del otro para la obra del Señor durante un, período de tiempo corto, y no hay razón válida por la cual un miem­bro del cuerpo deba dejar un cuerpo y un ministerio por razón de que no  se puede llevar bien donde esté y tiene que ir en busca de otro. Porque  si no  puede morir al yo  y encontrar esa unidad con el espo­so que tiene, tampoco la encontrará con otro hombre al cual pueda ir.

 

Así vemos que la causa real de que haya muerte en la tierra es aquella desviación del misterio del varón con la doncella llamado divorcio. El paso que guía a aquella desviación, es la desviación que encontramos en, los corazones de Abraham y Sara en nuestra escritura - aquella de negar a su, propia esposa y decir que es mi hermana, o el negar al espo­so y decir que es mi hermano.

 

            Está claro que Abraham y Sara, quienes primeramente recibieron la promesa del hijo varón que les iba a nacer sobrenaturalmente, eran tipo de todo otro hombre y mujer que vendrían después, y especial­mente el tipo de la mujer iglesia, y ministerio esposo que manifestarían el  hijo varón en Apocalipsis 12. El hecho de que las simiente que Dios  prometió a Abraham  y a  Sara  tenia que  manifestar sobrenaturalmente, ya que la matriz de Sara era demaciado   vieja  como para   poder engendrar  un hijo varón por medio del proceso natural, nos asegura del hecho de que nosotros seamos el tipo de la desposada – la  iglesia, y el ministerio de esposo, que sobrenaturalmente traerá el hijo varón eterno e incorruptible en estos últimos  días. Por lo tanto cuando Dios  nos trae una revelación de los tratos de Dios con Abraham  y Sara  para obrar en ellos aquello que fue necesario para manifestar ese hijo varón,  tendremos  una  revelación de los tratos de Dios con nosotras para obrar en nosotros aquello que es necesario para traer a luz aquel hijo varón del cual se habla en Apocalipsis 12.

 

En Génesis 12 versículo 7, hallamos la primera promesa de Dios a Abraham donde le dice que le dará una simiente, un hijo varón. En  21, versículo 2, hallamos esa simiente, aquel hijo varón que finalmente nace. Entre esto, encontramos los tratos de Dios con Abraham y Sara para purificarlos de cualquier desviación del misterio del  varón con la doncella a fin de que ese hijo varón pudiese manifestarse, y la desviación más grande con la cual vernos que Dios tiene que tratar y purgar de ellos, fue la tentación que pasaron durarte el tiempo de hambre, de negar a su marido o a su esposa en sus propios corazones. Porque cuando uno comienza a negar a su esposo o a su esposa en su propio corazón, este es el primer paso hacia el divorcio.

 

Si bien Abraham y Sara eran los elegidos y escogidos de Dios para manifestar y producir ese hijo varón, todavía tenían que tener esta gran  desviación purgada de ellos mismos antes de que pudiese nacer el hijo varón. A medida que les seguimos a través de sus tentaciones por medio de las cuales Dios los purificó, podemos coger una gloriosa re­velación  de nuestro propio viaje. Por lo tanto en el capítulo 12 de Génesis, encontramos a Abraham siendo llamado por Dios - deja a tu tierra y a tu parentela, tu país y la casa de tu padre y vete a una nueva tierra que yo te mostraré y haré tu nombre grande y en ti serán bendi­tas todas las familias de la tierra -. Esto, por supuesto, es un tipo de Dios llamándonos a nosotros, a que dejemos nuestro país natural, la vieja creación de este mundo, y nuestro hogar natural y nuestro padre natural y nuestras relaciones naturales y entremos a una nueva tierra en Cristo que El nos muestra después que comenzamos a andar en el Espíritu, para que por medio de nosotros todas las familias de la tierra puedan ser finalmente bendecidas. Luego en los versículos 6 y 7 de Génesis 12, después de que Abraham había entrada en la tierra prome­tida, que es un tipo de nosotros entrando en Cristo, el versículo 7 dice que el Señor se le apareció y le prometió una simiente, diciendo: a tu simiente daré esta tierra. Esto es un tipo de ti y de mí, después de que hemos sido llamados y nacido de nuevo, viniendo a Cristo nuestra tierra prometida y entonces recibiendo una promesa de Dios de que una simiente de hijo varón saldría  de nosotros quien reinaría sobre la tierra.

  

El versículo  8 de Génesis 12 dice que después de Abraham  recibió  la promesa, el se fue de allí a un monte al este de Betel y allí edificó un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Ahora bien. Betel significa la Casa del Señor, y a través de toda la Biblia, cuando encontramos el término "nombre de Dios;" o "nombre de Jesús," siempre se está ha­blando de la naturaleza, pues el nombre es solamente símbolo de la naturaleza. Cuando la Biblia se refiere a la naturaleza de Dios, se está refiriendo a la naturaleza de Dios como siendo espiritual o espíritu como contraste a nuestra naturaleza carnal, física y natural. Por lo tanto cuando la Biblia dice aquí que Abraham vino a Betel y comenzó a invocar el  nombre del Señor, lo que realmente está diciendo es que él entró en el Espíritu y comenzó a invocar la naturaleza espiritual del Señor.

 

Así que, el cuadro que tenemos hasta este momento en Génesis 12, es que Abraham había sido llamado por Nos para que dejase su casa y  su país, marchando hacia esa nueva tierra a la, cual Dios le llevaría, y  había llegado a Cancán, y recibió la promesa de una simiente de hijo varón que se manifestaría de él; haba llegado a Betel la Casa (te Dios, había entrado en el Espíritu y comenzado a adorar a Dios en el Espíritu invocando la naturaleza espiritual del Señor. 

Esto nos tipificada a nosotros, habiendo recibido nuestro llamado de parte de Dios de dejar nuestra creación natural, el mundo natural y nuestras relaciones naturales, y marchar hacia una nueva tierra que Dios nos mostraría, por medio de la fé, levantándonos y saliendo, no sabiendo adonde íbamos, como Abraham hizo, y entrando a la tierra, prometida. Esto tipifica nuestro nuevo nacimiento en Cristo y moran­do en El, nuestra tierra prometida; recibiendo la promesa de que una simiente de hijo varón saldría de nosotros que reinaría en la tierra y llegando a Betel, la casa de Dios, e invocando el nombre de Dios, la naturaleza espiritual de Dios. Esto es comparable a lo que nosotros hayamos recibido, el bautismo del Espíritu Santo, y es aquí cuando podemos comenzar a invocar el nombre, la naturaleza de Dios, y adorar  Dios en el Espíritu y ya no más en la letra carnal.

 

El versículo 9 nos dice que después de esto, Abraham siguió su trayec­toria hacia el sur. Ya que el viajar hacia el sur siempre nos trae a un clima más cálido donde podemos recibir más calor del sol - el que Abraham viajase hacia el sur tipifica nuestro   viaje  espiritual  cuando  penetramos  más  profundamente  en  los misterios de Dios, y comenza­mos a participar de mayor calor de Jesús y de Su verdad y vida. Pero por raro que parezca, el próximo versículo nos dice que a medida que Abraham viajaba hacia el sur a la tierra prometida, de repente un gran hambre vino, y cuando el gran hambre azotó, en lugar de quedarse en la tierra y confiar en que Dios lo llevaría a través de él, Abraham comenzó a temer el que Dios no lo ayudaría a atravesar el período de hambre y escasez que había en la tierra. Así que descendió a Egipto, y allí en Egipto negó a su esposa, Sara, por temor de Faraón y  de sus hombres, y el dijo: ella es mi hermana. Y Sara también negó a su marido Abraham, y proclamó a diestra y a siniestra que: el es mí hermano. 

Ahora  seriamos muy necios si asumiésemos que esta hambre había sobrevenido sobre la tierra de forma accidental. Seríamos necios en creer que Dios no lo podría haber evitado. Ciertamente que El lo podría haber evitado y ciertamente que no vino de forma accidental. Sino que lo que vemos es que Dios permitió que viniese el hambre para un propósito muy importante. Simplemente para poner a prueba a Abraham y comprobar -si el tenía la fé para quedarse en la tierra durante el tiempo del  hambre, y si él y su esposa Sara tenían lo que hacía falta para arrodillarse juntos y orar sobre el  asunto hasta que Dios quitase el hambre, y  trajese la abundancia una vez más. El envió esa prueba para  comprobar si harían la que hicieron exactamente, perder su fé en la promesa de Dios, volver a entrar en el nivel de la carne y allí en el espíritu de Faraón y el sistema, negar a su esposa y decir de ella: “es mi hermana."

 

Todo esto está aquí en la Palabra de Dios para revelarnos en tipo que después de que hemos sido llamados por Dios, hemos dejado nuestros hogares y nuestro país, hemos entrado en Cristo nuestra tierra prome­tida, hemos recibido el bautismo en el espíritu y entrado a la casa de Dios, y comenzado a caminar en el espíritu, recibiendo la revelación de que una simiente santa, el hijo varón, nacería, justo en ese momen­to, cuando Dios nos une, el ministerio-esposo can la congregación para comenzar a caminar juntos en este glorioso ministerio hasta su culmi­nación, y justo  cuando comenzamos a viajar hacia el sur, profundi­zándonos más y más en la tierra, es justo en ese momento cuando Dios quitará el cerco de alrededor nuestro y permitirá que venga el hambre; . Los demonios de la división vendrán hacia ese cuerpo local, diferencias de opinión. Confusión, separación entre el esposo-ministerio y la esposa-congregación, y cuando vengan a reunirse juntos para manifes­tar la simiente de vida, la esposa-congregación estará tan atada que ya no podrá absorber la simiente del esposo-ministerio, la cual traiga la vida. El esposo-ministerio estará incapacitado de manifestar su simien­te, y por lo tanto nadie será alimentado, y pronto se podrá oír el clamor entre los miembros del cuerpo: ¿Qué pasa con este ministerio Que ya no nos alimenta? Y así vendrá el tiempo en que habrá hambre y escasez.

 

No os imaginéis hermanos que esta hambre ha venido de forma acci­dental. No os imaginéis que Dios no lo podría haber evitado. No os imaginéis que El no podría haber continuado derramando revelación para que todos fuesen alimentados. Lo que ha sucedido es que, Dios en la sabiduría de Su gran plan, lo ha permitido para traer tanto al ministerio-esposo como a la esposa-congregación a prueba, para que ellos viesen si tenían o no lo que se requiere para permanecer en el Espíritu y  quedarse en la tierra, y  permanecer en el mover del Espíritu y permanecer en la revelación de Dios. Para hincarse de rodillas juntos, aún desposada y desposado, esposo y esposa, uno en el espíritu, y orar a través de la situación hasta que Dios quebrantara el hambre y a los demonios  de   división  huyeran  y   ellos  sean traídos  una vez mas a una unión  santa el uno con el otro que la simiente de vida es  derramada otras  vez y todos sean alimentados y la abundancia de Dios otra vez fluya. O, si como Abraham y Sara de antaño, perderán su fé en la revelación de Dios, retrocederán en sus corazones, volverán al nivel Egipcíaco de la carne, olvidarán todo el misterio del varón con la doncella y la promesa de un hijo varón, y el esposo-ministerio niega a su esposa y comienza a decir de los miembros de la congregación  esta es simplemente la hermana Tal, o la hermana Cual, y la  esposa congregación niega a su esposo  niega a todo el ministerio de Dios v el misterio de la vida. Comienzan a pensar en sus propias necesi­dades individuales y dicen del esposo-ministerio, pero es simplemen­te el hermano Fife, o el hermano López, o  el hermano Walker, o el hermano Hinson, o cualquier otro ministerio que se ha  dado a si mismo para manifestar !a vida eterna en la tierra. 

En el punto adonde encontramos a Abraham y a Sara aquí, la glo­riosa promesa de Dios a ellos del nacimiento de un hijo varón sobre­natural había venido a ser nula y vacía porque Abraham, el esposo-­ministerio, había negado a su esposa, y Sara había sido llevada a la casa de Faraón, y ciertamente Dios no va a manifestar el hijo varón de la promesa de una unión entre Faraón y Sara. Por lo tanto, por razón de la falta de' fé de Abraham y  Sara de quedarse en la tierra, y permanecer unidos como esposo y esposa durante el tiempo de hambre, a menos que algo suceda, todo el propósito de Dios para manifestar un hijo varón por medio de su unión se ve impedido.

 

Abraham todavía creía en la promesa de Dios de que un hijo varón nacería, pero aún no tenía la fé para permanecer en la tierra durante el tiempo de hambre para que esa promesa se cumpliese. El todavía creía en la promesa de Dios de que un hijo varón nacería, pero todavía no tenía la fé suficiente para continuar caminando en esa unión con su esposa durante el tiempo de hambre, aquel caminar que únicamente podría manifestar y traer a luz ese hijo varón.

 

Así es con muchos que vemos en el mover del Espíritu de Dios hoy en día. Ellos han recibido la revelación de que un hijo varón ha de nacer, aún muchos han recibido la revelación de que será únicamente por medio del cumplimiento del misterio del varón con la doncella que este hijo varón nacerá. Pero cuando el cerco es quitado y los demonios de la división y  del engaño y  de la tentación penetran,  el cuerpo entero es atado, y el hambre azota la tierra, ellos todavía no tienen la fé  suficiente como para permanecer en la tierra, caminar en la revela­ción e  hincarse  de rodillas con su esposa-congregación y su esposo­-ministerio y  orar  en  la situación juntos, cada uno continuando en de­cir en su propio corazón: Yo sé que éste es mi  esposo,  y  yo  sé  que  ésta  es  mi  esposa.  Sino que caen otra vez en el nivel Egipciaco  de la carne, y de la relación de la vieja creación, y del entendimiento natural y carnal.

El esposo-ministerio comienza a considerar a la esposa-congregación simplemente como carne humana, después de todo, y una mujer car­nal, y El esposo-ministerio comienza a considerar a la esposa-congregación simplemente como carne humana, después de todo, y una mujer car­nal, y comienza a decir, ésta es sólo mi hermana en el Señor, simple­mente otro Cristiano salvo. Y la esposa-congregación comienza a mirar al esposo-ministerio simplemente como el hermano tal o cual. Ellos olvidan la promesa de Dios, de que un hijo varón nacerá y olvidan de que si un hijo varón ha de nacer tiene que nacer por medio de la unión entre un varón espiritual y una doncella.

Por razón de su preocupación por suplir sus propias necesidades; comienzan a negar el principio de esposas, someteos a vuestros mari­dos y maridos, amad a vuestras esposas como Cristo amo a la iglesia y se dio  a Sí mismo por ella. Comienzan a pensar de si mismos otra vez como simplemente Cristianos individuales con su propia vida indivi­dual en el Señor. Omiten ver que únicamente por medio de la unión entre el esposo-ministerio y la esposa-congregación cuando todos seamos un único hijo de Dios, podremos entrar en la vida.

 

Necesitamos hacer notar en Génesis 12:13 por qué Abraham hizo: esto. Como leímos, él dijo a su esposa Sara: " di te ruego que eres mi hermana para que me vaya bien a mí por causa tuya, y mi alma viva por causa de ti.  “Notad de que la única preocupación de Abraham era que su alma viviese. Una vez que había dejado la tierra y había bajado a Egipto él estaba más preocupado por su alma de lo que lo estaba por la simiente prometida que Dios le había prometido que se manifesta­ría. De alguna manera el había sido poseído por la idea de que Dios estaba más preocupado porque su alma viviese en Dios, de lo que lo estaba en que él manifestase la simiente santa que El había prometido a Abraham y a Sara.

Pero Dios no había llamado a Abraham y a Sara para que tuviesen una vida del alma en Dios. Ese no era el propósito por el cual El los llamó desde Ur de los Caldeos, escogiéndolos, dándoles la tierra. El propósito total por el cual los llamó era para que fuesen el vaso por medio del cual El pudiese manifestar la simiente santa en la tierra.

 

Así es con nosotros cuando retrocedemos y nos salimos de la tierra o morada en que estamos cuando viene el hambre y la escasez. Nos volvemos y bajamos al nivel Egipciaco de la carne. Somos poseídos por la idea de que Dios está más interesado en que no nosotros tengamos una vida del alma en Dios de lo que lo está en que manifiesta la simiente prometida, el hijo varón eterno. Pero Dios no nos ha llamado por medio de su Espíritu de este mundo para que tengamos eterna­mente una vida bendecida del alma en Dios, y para que caminemos por calles de oro, y nos pasemos el tiempo vagando en edificios de joyas. Su propósito total por el cual nos ha llamado y nos ha hecho desposa­do y desposada, es para que nosotros seamos los vasos por medio de los cuales El pueda obrar para manifestar la simiente santa que liberta­rá a la creación de la esclavitud de la corrupción.

Luego en los versículos 14 y 15, aconteció que cuando Abraham entró en Egipto, los egipcios vieron que la mujer era hermosa en gran manera también  la vieron los príncipes de Faraón y la alabaron delante de él, y  fue llevada la mujer a casa de Faraón. Y podéis estar seguros, minis­terio, que cuando nos volvemos de la revelación de Dios, y retrocedemos otra vez al nivel Egipcíaco de la carne, y llevamos a la mujer ­Congregación  hacia abajo con nosotros y volvemos otra vez al indivi­dualismo y al Cristianismo individual, que los príncipes de Lucifer, el Faraón de este sistema mundial, van a mirar y verán que esta mujer la Iglesia, quien ha sido destinada a ser nuestra esposa, es muy hermosa. Podéis estar seguros de que Lucifer mismo, por medio de los príncipes de este mundo, querrá entrar en una relación de esposo con la mujer -Iglesia. Para producir un hijo varón falso, y un profeta falso por medio del cual podrá regir al mundo, porque Lucifer sabe que la humanidad tiene que tener algún dios para adorar. Sabe que tiene que tener alguna Clase de religión y él sabe que va a seguir a algún hijo varón, no impor­te la clase que sea, y además de esto Lucifer no ha perdido su instinto de religiosidad y ha estado buscando durante siglos entrar en una re­lación de esposo con la mujer en cada generación.

Eso fue lo que el  hizo con Eva para producir a Caín, quien la Biblia nos dice que fue del inicuo. Eso es lo que está tratando de hacer hoy en día, coger a la mujer- la carne - la iglesia, y atraerla para sí en una relación de esposo y plantar en ella la simiente que producirá un hijo Varón-profeta malvado y falso.

 

El libro de Apocalipsis lo llama el falso profeta quien colaborará con la bestia, y si no fuera por la fidelidad de Dios en preservar la verdade­ra mujer para nosotros, el esposo-ministerio por medio del cual Cristo está cortejando a su desposada, podéis estar seguros que Lucifer haría esto. Podéis estar seguros que en cualquier momento que cesemos en ver a la mujer como nuestra desposada, nuestra esposa, y bajar con ella al nivel Egipciaco de la carne, que este mundo se moverá para cogerla y llevársela con él a su lugar de morada.

 

Luego notamos que el versículo 16 dice que Faraón hizo bien a Abra­ham y tenía ovejas bueyes y asnos y  siervos y siervas y  asnas y ca­mellos. Por lo tanto podemos estar seguros de que el ministerio que hoy pierde su fé en la revelación del misterio del varón con la doncella cuando viene el tiempo de hambre, y este retrocede y desciende al nivel Egipcíaco de la carne, y lleva a la mujer consigo y la entrega a la Casa de Faraón como hizo Abraham, podéis estar seguros que el Faraón de este mundo tratará al ministerio bien por causa de la mujer, y les permitirá tener casas en donde vivir con piscinas y criadas y animales de carga para trabajar para ellos. Porque él está dispuesto a pagar ese precio a cambio de que la mujer entre en su casa y el minis­terio quien la entrega a su casa será bien recibido por este sistema mundial.

 

Así vemos que casi pareciera que el plan y el propósito de Dios para  manifestar el hijo varón por medio de Abraham y Sara había sido frustrado. Porque Sara ahora está en la casa de Faraón. Abraham esta mas  preocupado  por su vida de alma de lo que lo está en cumplir el propósito de Dios para traer a luz un hijo varón. Pues ciertamente Dios no va a manifestar el hijo varón de una unión entre  Faraón y Sara, pero de repente Dios aparece en escena, no por causa de la fé perfecta de Abraham y Sara, sino por razón de Su fidelidad a Su palabra, y a Su propósito, y El comienza a enviar plagas a la casa de Faraón por causa de la esposa de Abraham. 

 

La gran verdad que podemos sacar de esto es que, mientras que el Faraón de este mundo, y la gente de este sistema mundial mantienen a la mujer que Dios ha ordenado para manifestar el hijo varón, en su propia casa y atada a este sistema mundial podéis estar seguros de que los pueblos de este mundo todavía continuarán en estar plagados con las plagas de Dios, contiendas, enfermedades, pecado, sufrimiento, muerte, temor y guerras. Porque es únicamente por medio de esta mujer -iglesia siendo entregada en manos de su verdadero esposo, el ministerio de Cristo, y morando en la tierra con. El hasta que el misterio del varón con la doncella se cumpla en ellos, y un hijo varón nazca quien podrá libertar a la creación de la esclavitud a la corrup­ción; que los pueblos mismos podrán ser libertados de la enfermedad y de pecado, del sufrimiento y de la muerte y las plagas de Dios.

 

Por lo tanto Dios apareció en la escena y comenzó a plagar la casa de Faraón con muchas plagas, y entonces Faraón llamó a Abraham y le dijo: "toma a tu esposa y regresa a la tierra." Y por la fidelidad de Dios, a. Abraham, y no, en este punto, la fidelidad de Abraham hacia Dios, Abraham y Sara fueron libertados, y en el capítulo 13, versículo 1, dice, Abraham salió de Egipto, él y su esposa todo lo que tenía, y Lot fue con él hacia el sur, y Abraham era riquísimo en ganado, en plata y en oro.

Hubo un tiempo cuando era un joven predicador bautista cuando casi retrocedí a causa de esta escritura. Estaba pastoreando  una pequeña iglesia de una misión bautista con un puñado de personas, viviendo en una pequeña casita a la cual se le llamaba la casa del pastor- y que tenía únicamente dos habitaciones, una para la cocina y otra habita­ción para la mesa del comedor, el sofá y la cama. Por razón de que yo no entendía los misterios que están aquí, yo leí la parte: donde dice que Abraham retrocedió y perdió su fé negó a Dios, negó a su esposa, min­tió acerca de ella, y sin embargo Dios lo trajo a través de la experiencia más rico aún en ganado, plata y oro, de lo que lo había sido antes de pasar por la experiencia. Cuando yo leí eso miré a mi alrededor y al hecho de que mi sueldo total era en ese tiempo de cincuenta dólares cada dos semanas, y que mi esposa y bebé estaban viviendo en una casucha que la mayoría de las personas no utilizarían ni aún como un lugar donde guardar las herramientas, y yo dije: Señor, yo no entien­do. Yo no he retrocedido ni he vuelto a Egipto ni al sistema, todavía estoy luchando por ganar almas, permanecer en la tierra, proclamar la verdad y tú ciertamente no me estás haciendo más rico en ganado, en plata, ni en oro. Pero aquí fue donde aprendí la gran verdad de que en el misterio de la Escritura, el oro es el símbolo de la deidad, la natu­raleza sobrenatural de Dios, que es obrada en nosotros por nuestro sacrificio, y que la plata es símbolo de la obra redentora de Cristo, o la voluntad de sufrir con El  para que otros puedan ser redimidos. El ganado en el Antiguo Testamento, el rebaño, eran símbolo de las ove­jas de Dios hoy en día que Dios da a su ministerio el privilegio de  guardar y de alimentar.

 

Más tarde a medida que comencé a ver estos misterios, entonces vino sobre mi la luz de que en ese lugar pequeño y humilde Dios estaba obrando en mi la plata de la redención y el oro de su naturaleza inco­rruptible, y estaba preparándome para guardar y vigilar la multitud de su ganado, y ovejas a través de la tierra hoy en día, el cual es tan grande que me ha tenido que proveer de una avioneta para poder llegar a todos, para alimentarlos.

 

Ahora comprendo que El realmente me estaba haciendo rico en plata, ganado y oro. Me doy cuenta que en la gran sabiduría de Dios, que aún habiendo caído Abraham de la promesa de Dios, que las cosas que él aprendió de la manera dura allí le hicieron más rico en la sabiduría de Dios y en la naturaleza de Dios cuando él dejó ese lugar.

 

Me di cuenta de lo que se estaba enseñando aquí es que aún si retroce­demos y caemos, y volvemos al mundo Egipciaco y la carne, y nega­mos a nuestra esposa, negamos la revelación de Dios, que Dios en su sabiduría puede hacer que las cosas duras por las cuales pasamos cuando estamos allí abajo y las lecciones duras que aprendemos, obren en nosotros el oro de su naturaleza, y la plata de su redención. El no dejará de aparecer en escena a tiempo, y traernos otra vez a la tierra, pues El no permitirá que seamos tentados más de lo que poda­mos soportar. Entonces El quitará el hambre y renovará la promesa en nuestros corazones, y por razón de su fidelidad a su propósito y a su palabra, saldremos de la experiencia mas  ricos en el oro de su naturaleza, la plata de la redención, de lo que lo éramos antes y estaremos mejor preparados para guiar al rebaño de Dios y de alimentar las ovejas de Dios a través del mundo.

 

Pero a medida que seguimos la vida de Abraham, encontramos en el capítulo 20 de Génesis, versículo 1, que Abraham todavía no había sido completamente purgado de esa desviación del misterio del varón con la doncella que aún moraba en él, esa desviación que produce muerte y lleva hacia el divorcio, la desviación de negar a su propia esposa. Y así Dios permitió que otra vez el hambre viniese a probarle para que él pudiese comprobar que todavía había flaquezas dentro de el que necesitaban ser quitadas de su vida.

 

El capítulo 20, versículo 1, dice: "De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec, rey de Gerar, envió y tomó a Sara." Y así vemos otra vez que por razón de que todavía había en Abraham aquella debilidad que le podía hacer  cuando se encontraba bajo presión, negar su llamamiento para con Dios, y olvidar el verdadero propósito por el cual Dios le había llamado a dejar Ur de los Caldeos - que era que el pudiese manifestar un hijo varón, una simiente santa, por medio de su unión con Sara - olvidar la promesa de un hijo varón por parte de Dios, negar aquella relación ordenada por Dios entre él y su esposa, y por razón de que esta flaqueza todavía estaba en él, Dios tuvo que permitirle descender a Gerar, el lugar de acampar, una vez más. Y yo os digo, amados, mien­tras que esa flaqueza todavía se encuentre dentro de nosotros, que nos pueda hacer olvidar que hemos sido llamados a salir fuera del sistema Egipcíaco mundial, no teniendo una vida individual del alma en Dios, sino que para que Dios pudiese tener un ministerio-esposo, y una esposa-congregación de cuya unión. El pudiese manifestar un hijo varón eterno e incorruptible, siempre y cuando exista todavía en nosotros aquella debilidad que nos pueda hacer volver del verdadero propósito de nuestro llamado, y de la promesa del hijo varón, negando aquella relación entre nosotros quienes somos el ministerio y la esposa - ­congregación, entonces Dios permitirá que la presión del hambre vengan sobre nosotros, una y otra vez, hasta que esta desviación del misterio del varón con la doncella, que es el único que produce la vida, haya sido purgado de nosotros.

 

Ahora bien, en el versículo 3 de Génesis 20, leemos que Dios vino a Abimelec de noche en un sueño, y le dijo: "He aquí eres hombre muerto, pues la mujer que tu has tomado, es casada con marido," Notad la diferencia entre el juicio de Dios  sobre Faraón la primera vez y  el juicio de Dios sobre Abimelec aquí. La  primera vez que Abraham descendió a Egipto y negó a su esposa, el  juicio  de Dios que vino sobre Faraón por haberla llevado a su casa, fue únicamente  que su casa fuera plagada con plagas, pero aquí con Abímelec, el juicio que Dios declaró sobre él, por haber tomado la esposa de Abraham, fue la muerte. 

 

No vendrían plagas únicamente, sino fue la muerte - muerte completa, una vez y para siempre. La razón por la cual esto fue así es porque el esfuerzo de Abimelec de tomar  la esposa del elegido de Dios, es un tipo del último esfuerzo del dios de este sistema mundial - el último esfuerzo que él va a realizar en estos últimos días para tomar a la mujer, la verdadera iglesia por medio de la cual Dios se ha propuesto manifestar un hijo varón, de su esposo-ministerio verdadero que Dios ha   ordenado para ella, para sacarla del orden de Dios.

 

Puesto que esta es la última oportunidad para todos nosotros, y por razón de que es únicamente por medio de que el ministerio esposo tenga a esta mujer para manifestar el hijo varón que libertará a la crea­ción, si el Faraón o el Abímelec de este sistema mundial tuviera éxito esta vez, entonces no solamente serían plagas y sufrimientos, las cuales el mundo ha estado experimentando todos estos siglos; su juicio, sino que sería la muerte eterna. Pues, la única esperanza de liberación para toda la creación es que esta mujer sea entregada a su' verdadero esposo-ministerio  por medio del  cual Cristo manifestará en ella un hijo varón, para que la creación sea liberada.

 

Entonces notamos en el versículo 4, que Abimelec le dice a Dios: "Señor ¿matarás también al inocente? ¿No me dijo él, mi hermana es; y ella también dijo: es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto." Esto pone una verdad delante de nosotros que debería hacernos recapacitar, a los que esta­mos en el ministerio-esposo y en la esposa-congregación. Pues nos pro­clama la verdad de que no podemos culpar a Lucifer; el diablo, por  nuestras reincidencias, y por nuestra falta de fidelidad y fé en la promesa de Dios, y  en la revelación de Dios, de igual manera que Abraham no podía decir: fue culpa de Abimelec el que Sara terminase en la casa de Abimelec. Pues no fue culpa de Abimelec, Abraham y Sara eran los que tenían las promesas de parte de Dios.

 

Ellos eran a quienes Dios se había revelado y ellos eran con quienes  Dios se había mostrado fiel una y otra vez. Ellos eran, como Abimelec le dijo a Dios, quienes habían engañado a Abimelec, diciendo: es mi hermana, y es mi hermano. Y sobre todo aún era culpa de Abraham pues él era el esposo, fue el primero en decirle a Sara: di, te ruego que  eres mi hermana.

 

Así  pues, vemos que no fue la mujer sino que fue el esposo -ministerio quien causó que la mujer negase la promesa de Dios que un hijo varón nacería, y el llamado de Dios de que ambos manifestarían la simiente  santa. Así vemos hoy en día en esta era del Nuevo Testamento en cada generación desde que vino Jesús, ha sido el ministerio-esposo quien ha fallado cada vez que la iglesia se ha vuelto hacia atrás al nivel Egipcia­co de la carne, y cada vez que ella ha olvidado su verdadero llamamiento para manifestar el hijo varón, y ha olvidado su verdadera relación ordenada por Dios con su esposo-ministerio. Pues ha sido el ministe­rio quien ha sido responsable ante Dios de hacer que la fé en la mujer creciese, para, que se quedase en la tierra, para fortalecerla.

Dios le ha dado al ministerio su Espíritu y la palabra y las promesas, y todo lo que necesitan para poder hacer esto. Pero en cada generación siempre ha sido el ministerio quien primeramente ha retrocedido al ni­vel Egipciaco de la carne, y quienes han querido una vida individual del alma, en lugar de amar a la mujer, la iglesia, dándose por ella como hizo Cristo, como dijo Pablo en Efesios 5, y viviendo únicamente a fin de que ella cumpliese el deseo de su cuerpo por medio de mani­festar un hijo varón de su matriz.

Así pues, de igual manera como fue la culpa de Abraham de que Sara negase la relación que Dios había ordenado para ella con Abraham, y la promesa de Dios, notaréis que Dios estuvo de acuerdo con Abimelec de que él era inocente y de que fue culpa de Abraham y Sara, el que Sara acabase en la casa de Abimelec. Aún así nosotros quienes somos el esposo-ministerio debemos enfrentarnos al hecho de que cuando la esposa-congregación falta hoy en día, es culpa nuestra. Hay una abo­minación debajo del sol, en la iglesia de Jesús hoy en día, y esto es que mucho del ministerio ha enseñado a la mujer-iglesia que ella debe de someterse, ya sea en lo natural a su esposo, o a su esposo ministerio porque la letra de la palabra de Dios lo dice y porque la ley de Dios también lo ordena así. Pero sin enseñarle tanto a la mujer como a su esposo que el orden de Dios es  primeramente que los esposos amen a sus esposas y se den por ellas como Cristo se dio a la iglesia, han cogi­do el orden al revés y están enseñando a las esposas que deben someterse  a sus esposos primeramente. Y ni  Dios ni Su palabra enseñan esto.

Lo que la Palabra de Dios enseña es que el orden es que primeramente los esposos, tanto en lo  natural como en lo espiritual, amen a sus espo­sas y  se den a si mismos por ellas, como Cristo hizo por la iglesia. Vi­viendo únicamente por ellas, y no teniendo vida propia en sí mismos, como hizo Cristo por su iglesia, para construirles  un hogar natural con alimento natural, y edificarles una casa espiritual con alimento espiri­tual, vestirlas con ropas naturales y ropas espirituales, y ceder la simiente que está en ellos para cumplir el deseo del cuerpo de su es­posa y manifestar el fruto de su vientre, el hijo varón.

 

Esposos y esposo-ministerio quienes fallan en hacer esto, tratan de obligar a sus esposas a que se sometan a ellos por medio de citarles la letra de la palabra en Efesios 5: esposas someteos a vuestros esposos ­pero no se dan cuenta de que esto es imposible. La mujer no puede  someterse a su marido por medio de la ley. No tiene dentro de su pro­pio ser las fuerzas para poder hacer esto. Ella es un vaso más débil. Cuando toda la carne humana cayó, en Adán y en Eva, Dios no  comenzó  a arrojar su ley en medio de la carne humana, la mujer, ordenándola: ahora tú vuélvete y sométete a mí porque la ley lo dice así. Sino que la Biblia dice que Dios, el esposo eterno, dio el primer  paso y fue buscando a Adán a Eva en el huerto, al aire del día, y amorosamente sacrificó un cordero y los vistió con su piel, en  lugar de sus propias hojas de higuera, producto de su justicia propia y obra y esfuerzo propios, a fin de que ellos se sometiesen a El  por medio de la ley.

 

Significando así que en Jesús El vendría un día para entregarse en amor a la mujer, para que ella pudiese ser atraída en una unión con él; para que por medio de esa unión ella perdiese  aquella débil inhabilidad de poder someterse plenamente a él. El al darse por ella, podría enton­ces plantar su simiente dentro de ella y así producir aquella fortaleza por medio de la cual ella podría someterse, voluntariamente, amorosa­mente, sin necesidad de la ley.

 

Cuando vino Jesús, El no cogió la letra de la ley y ordenó a la mujer, la  iglesia, a someterse  a él por medio  de la ley, y porque la letra de la palabra lo decía, pues él sabía que en ella no  había ni la fortaleza ni la naturaleza para hacer esto, aún cuando la ley lo decía. Sino que el  se dio a Sí mismo por la mujer, entregó la vida que había en El, para manifestar en la mujer aquella fuerza y aquella vida que le daría la fortaleza para amorosamente y voluntariamente entregarse a el. Por eso el esfuerzo tanto de los hombres naturales como del esposo-minis­terio, de intentar hacer que sus esposas se sometan a ellos primera­mente por medio de la letra de  la ley; sin entregarse a sí mismos por ellos  como Cristo se entregó por la iglesia, para redimirla de su debili­dad y capacitarla para someterse por medio del amor; está completa­mente en contra al orden verdadero de Dios, y no producirá otra cosa que frustración.

 

Yo he visto a hombres quienes eran bestias emborrachadas, quienes ni siquiera caminaban con Dios, pero que sin embargo entendían la letra de la ley y les decían a sus esposas: la Biblia dice que debes de someterte a mí.  Entonces intentaban forzar a la pobre mujer a que hiciese algo para lo cual ella no tenia fas fuerzas suficientes dentro de sí misma, mediante la letra de la ley. He visto a ministerios tratar de forzar a sus esposas naturales a que se sometiesen a ellos en todas las cosas por medio de la letra de la ley. He visto a sus pobres esposas bajo ataduras y por temor, tratando desesperadamente de hacer lo que ellos pedían, sometiéndose a sus maridos en todas las cosas, pero por razón de que no había sido obrado en su propia naturaleza por sus esposos en primer lugar, cumpliendo el orden de Dios y entregándose a ellas, en amor, como Cristo a la iglesia, aunque externamente apa­rentaban tener una actitud sumisa, por dentro no lo eran.

No estaba obrado en su naturaleza y únicamente eran las hojas de higuera de su propio esfuerzo con las cuales se tratan de vestir, de la misma manera en que Adán y Eva trataron de cubrirse con las hojas  de higuera en lugar de esperar en Dios para que El los cubriese con el manto del cordero de fortaleza, y en voluntad amorosa para someter­se por medio del darse a ellos en Cristo, como El se dio a Sí mismo por la iglesia.

Así vemos que a menos que el hombre ponga el manto del cordero sobre la esposa por medio de darse a si mismo por ella, derramando en ella por medio del amor, la fortaleza que está en él, para que una sumisión amorosa y voluntaria sea obrada en ella, la mujer nunca po­drá hacer esto.

 

He visto a hombres y ministerios hoy en día, quienes han intentado forzar a sus esposas  a que se sometiesen a ellos por medio de hacerles notar a ellas que fue la mujer quien cayó en el principio, intentando forzarlas a que se sometan a ellos por esta razón. Ellos olvidan dos cosas. En primer lugar, fue precisamente porque la mujer se encon­traba en transgresión; y por lo tanto no tenía en ella lo que se reque­ría para poder someterse; que Dios tuvo  que venir a Adán y  a  Eva  en primer lugar dándose a Sí mismo por ellos en lugar de demandar la sumisión de ellos primeramente. Jesús tuvo que venir a su desposada, la iglesia, primeramente, y darse por ella en amor para poder levan­tarla y sacarla fuera de la transgresión, para que ella pudiese tener la fortaleza necesaria para poder someterse. Ya que Jesús vino como nuestro ejemplo y El se dio a Sí mismo por la mujer, para que ella pudiese tener las fuerzas para poder someterse, En la libertó del poder de la maldición, y en esta era del Nuevo Testamento. El puso la respon­sabilidad no en  la mujer, para que se sometiese primero, sino que la puso sobre los hombros del varón quien se debería dar primero por la mujer, como Cristo a la iglesia, a fin de que ella tuviese su naturaleza y su corazón cambiados y para que ella tuviese el deseo y las fuerzas para poder someterse a el.

 

Así pues, es tiempo para nosotros quienes somos el esposo, de enfren­tarnos con el hecho que así como fue Abraham quien primeramente causó que Sara cayese, si la mujer fracasa en la era del  Nuevo Testa­mento no podemos culparla a ella, sino que debemos poner la culpa donde está realmente - en nosotros - y en el esposo-ministerio.

En el versículo 6, leemos que Dios le dice a Abimelec: "Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto, y yo también te de­tuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases." Así que vemos que Dios en su fidelidad a Su propósito mantuvo a Sara pura y. no permitió que ni Faraón ni Abimelec la contaminasen. Esto nos da una gran esperanza en este último tiempo, porque sabemos que un­ concilio mundial de iglesias que niega el nuevo nacimiento, y quien no es la verdadera mujer, entrará en una unión profana con Faraón y con ­este sistema mundial en estos últimos  días, y sin embargo Dios mantendrá a la verdadera mujer pura. En la va a preservar para el ver­dadero esposo-ministerio el cual Él ha elegido y ordenado para que entre en unión santa con ella, para manifestar el hijo varón.

 

Cada vez que el inmenso sistema de la iglesia comienza a entrar en pros­titución, Dios va a llamar a la verdadera mujer para que salga fuera de su sistema mundial y va a preservarla. Sin contaminación para el verda­dero esposo-ministerio, el cual Dios ha elegido y ordenado para que pueda traer el fruto de su vientre. Por lo tanto Dios le dijo a Abimelec: “Ahora pues, devuelve la mujer a su marido, porque es profeta, y orara  por ti y  vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú y todos los tuyos." Estas palabras de Dios también ponen, fe y gozo en nuestras almas. Porque revelan que únicamente si este sistema mundial finalmente devuelve a la mujer, la iglesia, al verdadero espo­so-ministerio el cual Dios ha ordenado y elegido para que manifieste el fruto de su vientre, el hijo varón, sólo de esta manera podrá la creación misma vivir. Pues únicamente al manifestar este hijo varón puede la creación ser liberada de la muerte que está sobre ella -este verdadero esposo-ministerio el cual Dios está restaurando en los últimos días, aún como Dios le dijo a Abimelec el es profeta a si también el ministerio espiritual de esta ultima hora es  un  ministerio profético

 

Pues el testimonio de Jesús  es el espíritu de profecía.  Y es  a ese  verdadero esposo-ministerio al cual el Espíritu  de Dios va a revelar de antemano la revelación plena del propósito de Dios para esta tierra en los últimos tiempos, y únicamente ellos podrán moverse en él, de una manera tal que en su carga por la creación, aún Abimelec  y la _casa de Faraón serán finalmente liberados.

 

El versículo 14 dice: "así tomó Abimelec ovejas, siervos, siervas y los dio a

Abraham y le devolvió a Sara, su mujer, y dijo Abimelec: he aquí mi tierra está delante de ti, habita donde bien te parezca." 

Así vemos que después de que Dios había obrado de manera tan poderosa, toda la tierra de Abimelec estaba delante de Abraham, y él era libre de caminar en medio de ella y  morar donde bien le pareciera. Vendrá un día, amado, cuando Dios le hará  real a este  sistema mundial, de que su esposo-ministerio elegido es el profeta  de Dios, quien en unión con la mujer, la iglesia, podrá liberarlos y ya no seremos extranjeros y peregrinos en este mundo. La tierra ya no pertenecerá al sistema mundial de Abimelec sino que toda a tierra estará delante nuestra, toda la tierra, y seremos libres para manifestar la gloria de Dios en ella, y morar en ella donde bien nos parezca.

Luego el versículo 16 dice: “Y a Sara dijo: He aquí he dado mil monedas de plata a tu  hermano; mira que él te es como  un velo para ti  los ojos de todos los que están contigo, y para con todos; así fue vin­dicada. Entonces Abraham oró a Dios; y Dios sanó a Abimelec, y a  su mujer y a sus siervas y tuvieron hijos, porque Jehová había cerrado completamente toda matriz de la casa de Abimelec, a causa de Sara mujer de Abraham."

Al terminar queremos que veáis las tres grandes bendiciones con las cuales Abraham, Sara y Abimelec salieron de esta experiencia. Abra­ham  obtuvo 1.000 piezas de  plata, Sara - obtuvo- una cubierta a sus ojos, y Abimelec  y toda  su casa fueron sanados y  sus esposas tuvieron sus matrices abiertas para que pudiesen dar a luz hijos también.

Primeramente Abraham obtuvo 1.000 piezas de plata. Aquellos quienes conocen los misterios de Cristo saben que la plata, donde­quiera que se encuentre en la Biblia, nos habla acerca de la obra redentora de Cristo. Cero en la numerología de la escritura significa -nada-. Tres es el número de consumación, y uno representa unión o el ser uno con Dios. Por lo tanto, Abraham recibió 1.000 piezas de plata. Uno y tres ceros nos tipifica la gran verdad de que Dios había finalmente traído a Abraham a la plenitud de ser como la nada en sí mismo y habiendo llegado a una completa unidad con Dios y por lo tanto estaba listo  para manifestar el hijo varón. Encontramos a estas mismas 1.000 piezas  de plata  en el Cantar  de los Cantares, donde Salomón, el  rey, quien era dueño de  la viña, obtuvo 1.000 piezas de plata, pero  los labradores de la viña solamente recibieron 200 significando así que cuando vengamos a la consumación de ser como  la nada en nosotros mismos, y por lo tanto perfectos en nuestra unión con El. Habremos llegado a la manifestación  de Hijos y ya no más simples siervos y labradores en la viña  con únicamente 200 piezas de plata. Sino que tendremos las 1.000 piezas de plata, la plenitud de la redención obrada en nosotros, y por  lo tanto prepara­dos para salir como los hijos manifestados de Dios - listos para traer a luz al hijo varón como Abraham lo estaba aquí, con  toda desviación del misterio del varón con la doncella, purgada de él. 

En este momento vemos que su nombre ha sido cambiado de Abram a Abraham. Abram significa -padre de una nación-, pero Abraham significa –padre de una multitud-. Mientras todavía, estaba  creciendo en su fé y unión con Dios, su nombre Fue Abram  y únicamente  era digno de ser padre de una nación, el Israel natural pero aquí cuando recibió las 1.000 piezas de plata, el fue traído a la consumación  de ser como la nada en sí mismo, y a la perfecta unidad con Dios, y por lo tanto en Dios, él era digno de ser el padre de una multitud y de manifestar el hijo varón, un tipo de Jesús, por medio del  cual toda la multitud sobre la faz de la tierra conocerían la salvación.

 

Sara recibió un cubierta para sus ojos. Desde este momento en adelante su ojo fue únicamente para con su esposo, y ella no podía ver a ningún otro hombre  salvo a él. Significando así que cuando la mujer-iglesia haya pasado con su esposo a través de todas estas negaciones del misterio verdadero del varón con la doncella, y cuando finalmente esa desviación haya sido completamente purgada de ambos, su esposo- ministerio tenga las 1.000 piezas de plata haya sido traído a la  culminación de ser como la nada en sí mismo; y por lo tanto el ser uno con aquél que estará plenamente dispuesto a darse a sí mismo por ella, de vivir únicamente por ella para poder redimirla por medio del amor redentor; entonces ella estará plenamente sometida, tendrá ojos únicamente para su esposo, y su esposo­ ministerio será como cubierta a sus ojos. No será necesario dictami­narle la letra de la palabra para conseguir que ella se someta. Notaréis en este punto que Sara también tuvo un cambio de nombre. Su nom­bre que había sido hasta ahora - Saraí - que significa - contención fue cambiado a Sara, que significa - princesa -.

 

Porque Dios había finalmente purgado de ella todas las desviaciones del misterio del varón con la doncella, y ya no era una mujer con­tenciosa, sino que había sido traída a la plena sumisión de su esposo, lista para manifestar el hijo varón. Significando así que cuando la mujer-iglesia haya tenido toda desviación del misterio del varón con la doncella purgada de ella, y haya sido traída a una plena sumisión a su verdadero esposo – Jesús por medio de su ministerio-esposo, para que su esposo sea una cubierta para sus ojos, ella ya no será una mujer- iglesia contenciosa, sino que será una princesa morando en la

 

En  la familia real de Dios - la esposa del   hijo del rey, y por lo tanto digna de dar a luz al hijo varón, un   hijo varón incorruptible en estos últimos días.

 

Por lo tanto en, el -capítulo 21, versículo 1 dice: "Visitó Jehová a Sara como había - dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho”, Revelando así que cuando toda desviación del misterio del varón con la  doncella haya sido purgado del esposo ministerio, y de la mujer-congregación, donde la mujer habrá venido a ser una princesa y el esposo tendrá las 1.000 piezas de plata, y el Señor los visitará en el tiempo señalado, entonces el hijo varón incorruptible de muchos miembros nacerá. Amén.

 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis